Importante. Pero hace falta alcanzar a la base, la formación universitaria de los docentes.En primer lugar, incentivar lo vocacional, sin duda el aspecto más importante de un docente. Es difícil ser educador cuando no se siente la necesidad de moldear pequeñas cabecitas para que sean capaces de aprehender el conocimiento.
Para este mundo en el que los cambios se producen con tanta velocidad, una capacidad de aprendizaje inagotable.
Por supuesto, dotarles del material suficiente y adecuado.
Porque si hoy, por ejemplo, los sordos oyen y, en consecuencia, pueden prescindir de intermediarios en sus relaciones personales y ampliar los límites de sus estudios, sus educadores tienen que tener el conocimiento de que tampoco son normoyentes y se les deben facilitar todos los apoyos que la Ley les reconoce, como a cualquier otro alumno con n.e.e.
Esto no será posible, si el educador no está convenientemente formado y, además de manejar los recursos, está dispuesto a asumir los cambios que supone la aplicación de nuevas tecnologías al tratamiento médico y habilitador de la discapacidad y su influencia en esos alumnos.
Original del publicado en La Verdad el 12-06-09:
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