Eunate oferta equipos humanos y técnicos que no se limitan a los intérpretes de signos
La mayoría de actos públicos que organiza administraciones y asociaciones no facilitan la integración de este colectivo
Ana Ibarra - Sábado, 23 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 04:16h.
Pamplona. La posibilidad de acceder a la comunicación y a la información es un requisito imprescindible para garantizar la igualdad de oportunidades y la plena participación ciudadana de personas discapacitadas. El avance tecnológico y el desarrollo acelerado de la sociedad de la información deberían ser cómplices necesarios pero no siempre ocurre sí. Las barreras de comunicación siguen existiendo en la vida cotidiana para personas con algún tipo de sordera lo que está impidiendo su integración plena en la sociedad y su plena autonomía. Un acceso a la sociedad de la información que, por otro lado, resulta vital para el desarrollo intelectual y el acceso a la cultura y a la información de las personas sordas. Alrededor de 15.000 personas tienen problemas auditivos en Navarra (14.500 calculaba el INE en el 2008 como mayores de 6 años). El grueso de este colectivo está formado por personas mayores (unos 10.000), mientras que otros 5.000 sufren dificultades en este campo pero no ocasionadas por la edad. Una realidad muy presente en nuestra sociedad, pero, tal y como reconoció la presidenta de la asociación Eunate (familias de personas con discapacidad auditiva de Navarra), Blanca Idoate, la discapacidad más "desconocida" e "invisible". "Estamos acostumbrados a ver la lengua de los signos como principal recurso cuando apenas es utilizada por una minoría de personas sordas, o creemos erróneamente que las personas que hablan no tienen dificultades", remarcó Mari Luz Sanz, de Eunate.
A todo este colectivo está dirigido el nuevo programa que ha puesto en marcha la asociación Eunate, un proyecto pionero en Navarra y en el conjunto del Estado. Desde mayo ofrecen un servicio de accesibilidad para que instituciones, administraciones y particulares dispongan de recursos técnicos y humanos para facilitar el acceso a la información. El equipo está formado por un coordinador (Erika Pérez), un técnico de imagen y sonido que se encarga de los equipos (Patxi Ilzarbe) de subtitulado, del bucle y de su instalación y puesta en marcha en el lugar que se requiera, así como de dos intérpretes de lengua de signos.
De hecho, los espacios donde hoy en día se organizan eventos culturales, charlas, cursos y cualquier acto público abierta no disponen de los medios necesarios para que los sordos puedan entender la información: faltan bandas magnéticas (amplificador de sonidos que se conecta a una salida de audio y manda una señal directamente al audífono) para mejorar el sonido de implantes y audífonos; subtitulados y pantallas de visualización de los ponentes o emisoras de FM. Recursos poco conocidos por la sociedad y por los propios usuarios potenciales. Del denominado bucle magnético (cable que lleva el sonido hasta el audífono o implante sin interferencias) solo se dispone en Civican y en Civivox Iturrama, y algunos centros como Doctor San Martín "en el área de información". Baluarte, en cambio, no es accesible a ese nivel. "Cualquier acto público abierto debería ser accesible, sobre todo desde las administraciones, pero no lo es", indican.
Desde mayo Eunate ya ha colaborado desde mayo en la organización de charlas y conferencias para instituciones como la UPNA o el Parlamento, partidos políticos y asociaciones como la Fundación Vicente Ferrer o la Asociación de Retina de Navarra. También participó en la organización de la entrega de los premios Príncipe de Viana. Aunque la asociación cuenta con unos 300 socios, el recurso va dirigido a todas aquellas personas que lo necesitan y se quiere consolidar a lo largo del próximo año mediante campañas de sensibilización e información. Los usuarios no pagan nada por su uso, mientras que el resto de entidades costean una parte, ya que el resto del proyecto se financia a través de las ayudas recibidas por la Fundación ONCE y la Agencia Navarra para la Dependencia, así como el apoyo de la Fundación Vodafone.
Las personas con discapacidad auditiva conforman un grupo muy heterogéneo en función de sus características individuales y del sistema de comunicación que emplean: lengua oral, que precisan soportes auditivos y/o visuales, usuarias de lenguaje de signos o personas sordociegas que se comunican de manera dactilológica. No responden por lo tanto a un único patrón comunicativo ni a un "solo modelo de identificación como persona", de ahí la necesidad de evitar agruparla en un genérico "personas sordas". Pueden tener o no el certificado de discapacidad ya que muchas de ellas no alcanzan el 33% de limitación. Las personas sordas pueden utilizar más de un recurso a la vez, ya que no son excluyentes sino "complementarios". El esfuerzo que le supone a la persona sorda oír a través de su prótesis, leer el subtitulado o seguir a la intérprete de lengua de signos es muchísimo mayor que el que realiza una persona oyente. "Por lo tanto, es importante que utilicen el mayor número de ayudas técnicas para poder acceder a la máxima cantidad de información posible", remarcan.
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